En años anteriores la manera de relacionarse, de vivir y de educar era distinta, la influencia de los medios de comunicación no tenían una gran influencia como la que existe hoy en día, poco a poco el ritmo de vida fue haciéndose más acelerado, los padres dedican mucho tiempo al trabajo, hay menos tiempo para educar y las nuevas tecnologías avanzan influyendo cada vez más en la forma de pensar, comunicarse, actuar y convivir, lo que trae consecuencias en la dinámica familiar, modificaciones en los hábitos, costumbres y en la función de los integrantes de la familia.
A diferencia de los adultos, Los jóvenes son los que se mantienen a la vanguardia respecto al uso de las nuevas tecnologías, sin embargo, cada miembro de la familia es partícipe de su uso, en el caso de los adultos, algunos se ven rebasados por las innovaciones tecnológicas, a pesar de que algunos suelen hacer menos frecuente el uso de internet y otras tecnologías, participan de manera indirecta, al preguntar sobre el funcionamiento de ciertas aplicaciones, el interés sobre los descubrimientos de los hijos, etc.
En este sentido, el uso de las tics supone cambios positivos, pero también negativos, por ejemplo, internet y las redes sociales en la actualidad significan un medio de comunicación indispensable, facilitan la interacción con otros, favorece la construcción de nuevo conocimiento y desarrollo de la creatividad, no obstante, un uso desmedido donde es el único medio para relacionarse e interactuar, se convierte en un limitante para socializar cara a cara con la familia, amigos, conocidos, compañeros de escuela o trabajo, etc.,
Se puede decir que las tics son herramientas que podemos usar bien o mal, pero ¿cómo sabemos si estamos usando las de manera correcta? ¿En qué momento se convierte en obstáculo para convivir y para construir relaciones positivas? ¿Cómo podemos prevenir un uso excesivo de estas herramientas?
Es normal que todos tengan acceso a internet y al uso de dispositivos como celulares, consolas de videojuegos, computadoras, etc., sin embargo, hay conductas y hábitos que pueden dañar a un individuo y afectar a las familias. El dedicar menor tiempo a las relaciones interpersonales y actividades cotidianas, presentar ansiedad e irritabilidad (incluso malestares físicos al no tener acceso a estas tecnologías), pasar largo tiempo usando dispositivos tecnológicos; y la disminución del rendimiento escolar o laboral, son indicadores de una posible adicción. Sí se presentan estas señales de alarma, es importante acudir a un profesional para tomar las medidas necesarias y hacer una intervención.
Por lo anterior, es notable la importancia de tomar acciones con el fin de prevenir consecuencias negativas para los niños y para cada miembro de la familia; algunos consejos que te podemos dar son:
· Fomentar actividades que fortalezcan las relaciones interpersonales, como actividades al aire libre, hacer deporte, impulsar la lectura.
· Establecer horarios específicos para el uso de dispositivos y conexión a internet.
· Los padres son el ejemplo de los hijos, por lo que mostrar congruencia con lo que se dice y se hace es de vital importancia, no se puede decir a los hijos que dejen de estar tanto tiempo en el teléfono cuando se demuestra lo contrario.
· Crear un ambiente de comunicación, confianza y apertura a expresar las emociones para conformar un dialogo sincero.
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