La comunicación, es la base de las relaciones humanas, por lo que los problemas en esta pueden acarrear consecuencias negativas para la persona que los presenta.
Los trastornos de la comunicación son condiciones en las que el individuo tiene problemas para expresarse o entender lo que otros le trasmiten y están integrados por:
· Trastorno del lenguaje: Puede ser solo expresivo (dificultad en la capacidad del habla) o receptivo y expresivo (dificultad en la capacidad de entender y producir el habla). Ambos pueden señalar un retraso en el desarrollo.
· Trastorno fonológico (dislalia): Dificultad para producir palabras con claridad después de los 3 años o hasta los 7-8; por ejemplo “pelo” en vez de perro, o “etota” en vez de pelota. No debe estar relacionado con problemas de parálisis cerebral, paladar hendido, traumatismo cerebral, etc.
· Trastorno de la fluidez de inicios en la infancia: También conocido como tartamudeo.
· Trastorno de la comunicación social: Es la dificultad para adaptarse a las normas sociales de la comunicación y se presenta por medio de problemas para adaptar el lenguaje al contexto o a las personas con las que se esta dando la conversación; por ejemplo, hablar fuerte en lugares donde se debe guardar silencio, interrupciones a los demás en una plática, hablar formalmente con personas de su edad o emplear un léxico inadecuado.
No hay una explicación clara de las causas de esto; sin embargo, se contempla la posibilidad de un “problema” en el hemisferio derecho del cerebro, responsable del manejo de la información verbal y visual.
Algunos síntomas que se presentan en los niños son; la falta de comunicación o poco uso del habla, dificultades para comprender y seguir ordenes, vocabulario limitado, dificultad para nombrar objetos, en adolescentes presentan problemas al comprender o expresar ideas abstractas, poco interés en la interacción social, no entiende el lenguaje no verbal, etc.
El tratamiento debe ser determinado por un profesional de la salud (medicina y psicología), con base a la edad, salud, historial médico, extensión y tipo de trastorno, tolerancia al tratamiento y su opinión profesional.
Los padres, por su parte pueden apoyar desde casa estimulando el habla del niño y corrigiendo la pronunciación de las palabras, no hablar con balbuceos y fomentar la lectura.
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